Estas tortas fritas se parecen mucho, tanto en la masa como en la terminación, a otra receta de este blog: las sopaipas cordobesas.

Se hacen igualmente por la campiña cordobesa, sobre todo, pero cada vez se hacen en más lugares y hay recetas en Latino América que también se parecen bastante.
Al ser una preparación antigua y casera, muy sencilla, no es de extrañar que esté tan extendida.

Se pueden hacer en relativo poco tiempo y siempre se deben comer recién hechas, por lo que aconsejo a principiantes y a quienes sean pocos de familia, que empiecen haciendo la mitad de las cantidades de los ingredientes y así le irán cogiendo el punto.

Yo las he terminado con lo tradicional: azúcar con un poquito de canela y también las he bañado en miel. Mitad y mitad, así las disfrutamos el doble.

Cómo se hacen las Tortas de masa fritas:

Ponemos la harina en un bol grande, mezclada con el medio sobre de levadura en polvo. Un sobre de levadura (tipo Royal) contiene unos 10 gramos.

Seguidamente vamos incorporando poco a poco el agua tibia mezclada con la sal, a la vez que vamos removiendo la masa. El agua debe estar a unos 35º .  

Mezclamos muy bien hasta que quede una masa bastante sólida y poco pegajosa. Si hubiese quedado demasiado húmeda le debemos añadir una cucharada de harina y seguimos mezclando.

Lo mejor será sacar la masa cuando esté bien mezclada a una superficie ligeramente enharinada, y amasar hasta que no se pegue a los dedos, añadiendo algo más de harina si fuese necesario.
Hacemos una bola y la ponemos de nuevo en el bol. 

Debemos dejar la masa reposando tapada con un paño o un film plástico al menos una hora en un lugar cálido y lejos de corrientes. Lo mejor es meterla dentro del horno o del microondas, pero que estén apagados.

Pasado el tiempo vamos cogiendo porciones pequeñas de masa, del tamaño de una pelota de ping pong, más o menos.

Vamos estirando cada bola con un rodillo y quedarán unas piezas un poco ovaladas. Lo mejor es usar el rodillo a lo ancho y a lo largo, para redondearlas un poco. Es importante que queden muy finas, para que se doren bien.

Así están listas para freír.

Ponemos una sartén amplia con abundante aceite de oliva virgen extra.
Cuando esté caliente vamos a ir echando las tortas, una a una.

Cuando echemos una, esperamos unos segundos y ponemos otra, así se van friendo mejor, sin que baje la temperatura del aceite. Yo nunca echo más de dos a la vez. 

En cuanto se doren de un lado, le damos la vuelta y cuando estén fritas por los dos lados (ojo, que no se quemen) se sacan a una bandeja con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.

Deben quedar muy crujientes y doradas.

A continuación a la mitad de las tortas las rebozamos en azúcar. Y si os gusta, también le ponéis mezclada con una punta de cucharita de canela.

A la otra mitad le ponemos por encima miel.

Yo tengo miel ecológica y con el frío tiende a solidificarse un poco, por lo que saco unas dos cucharadas colmadas, le pongo una cucharada escasa de agua y la caliento removiendo.

Así es más fácil bañarlas con la miel, o pasarle una brocha por toda la superficie de las dos caras de la torta.

Si tenéis que guardarlas unas horas (no un día, que se ablandan y aunque están buenas, no están tan crujientes) haced como yo, como veréis en la foto de abajo: Con papel de cocina forramos la mitad de una caja de lata y ponemos las tortas con azúcar y en la otra mitad pondremos las tortas bañadas en miel, sobre lámina de aluminio.

Las podemos tapar y así estarán libres de que algún insecto se pose sobre ellas.

Es uno de esos dulces fritos que se puede preparar la masa a la vez que se cocina el almuerzo. Se deja reposar, y después de comer se fríen en un momento, por lo que las tendremos listas para la merienda.

Espero que os haya gustado la receta y la hagáis.

Me encanta recibir vuestros comentarios. Los contesto todos.