En casa nos gustan mucho los muslos de pollo, pues tienen una carne muy sabrosa, y tierna.

El pollo es una carne blanca, muy versátil, tierna y digestiva y se presta a hacer muchas preparaciones diferentes. Los muslos también se prestan a platos diversos. Debajo de esta receta pongo 6 de mis recetas de pollo y pavo que seguro os pueden gustar y aplicarlas.

También os recomiendo esta receta de gazpacho manchego, que con pollo sale deliciosa y sería un primer plato perfecto.

Para ela receta que nos ocupa elijo muslos grandes de pollo, separados en dos partes por la coyuntura del contramuslo, con su hueso. Así cada ración es un muslo completo. Esta receta tiene las cantidades para 4 comensales, suponiendo que cada uno se coma las piezas completas de muslo y contramuslo. 

No se le quita la piel al principio, pues da mejor gusto al pollo y aporta omega 6 y omega 3, Vitamina A, Vitamina B-3 y Vitamina B-9. Minerales: Potasio, Fósforo y Sodio. Sus calorías son de 213 por 100 gramos, no muy alto.

Cómo se hacen los muslos de pollo en salsa:

Comenzamos limpiando los 4 muslos partidos, se lavan y se secan.

Se salan, se les ponen las especias y se revuelven bien, que queden bien impregnados.

Se ponen las piezas en una cacerola con el aceite de oliva virgen extra, el tomate pelado y troceado, el pimiento troceado, los ajos y la cebolla, todo en crudo. Los clavillos de olor se pueden pinchar en trozos de cebolla para poder quitarlos después.

Se pone a hervir todo junto. Si hace falta se le pone un chorrito de agua.

Cuando está hirviendo fuerte se le pone el vino y se sigue cocción a fuego fuerte destapado, hasta que evapore el vino.

Después se tapa y se pone a fuego medio o bajo, lo suficiente para que se cree un hervor constante, hasta que los muslos estén tiernos.

En ese punto se retiran del fuego y se dejan que entibien. Si vemos que tiene demasiada grasa se le puede quitar de arriba y reservarla. No la tiréis, porque puede hacernos falta para agregarla al final o otra preparación. Le dará un gusto muy bueno.

Cuando ya no nos quememos, se saca la carne con cuidado y se reserva.

Aquí tenemos varias opciones según nuestros gustos: Se le puede quitar la piel a todas las piezas y los huesos del contramuslo (me gusta dejarle el hueso del muslito para que no se deshaga), o dejamos parte de la piel, o los servimos tal cual, con toda la piel.

A mi me gusta la piel del pollo cuando está asada o frita y crujiente. En los guisos prefiero quitársela antes de comerla.

Busco las clavillos en el guiso, que normalmente permanecen pinchados en los trozos de cebolla, y los quito.

Se pone todo el fondo en una batidora y se bate bien el jugo y las hortalizas con los que hemos cocinado, hasta que quede una salsa fina. 

Se prueba la salsa de sal y pimienta. Vemos si es necesario echarle parte de la grasa que le hemos quitado antes, para ponerla más untuosa y sabrosa.

Seguimos batiendo la salsa y cuando esté a nuestro gusto se echa en la olla y después ponemos la carne reservada.

La ponemos a fuego bajo, moviéndola en vaivén para no romper la carne y cuando esté caliente servimos los platos con parte de la salsa, adornados con una ramita de perejil y el resto de la salsa en una salsera aparte.

Variaciones sobre la receta:

En esta versión lo he acompañado con patatas fritas, y para variar les va muy bien un puré de patatas, unas patatas al horno, o un arroz en blanco.

Esta receta se puede hacer con cualquier parte del pollo, y con todo el pollo troceado. También con pavo y otras aves.

Se puede hacer de un día para otro.

En esta web puedes ver todas mis recetas de Aves. En el índice: Carnes AVES.

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