Este plato de codillo es bastante contundente. Muy apropiado para estos fríos, pues tiene mucha proteína.
La receta la copié de un recetario de platos nórdicos.

Normalmente pongo los codillos sin piel, pero me gustó la receta y los compré con la piel, que queda muy crujiente.

La guarnición también es algo diferente a la que yo pongo, pues apenas cocino con nabos y aunque sí pongo zanahorias, lo hago en menor cantidad. La adicción de clavo si es muy de mi gusto.

Cómo se hacen los Codillos asados al horno:

Ponemos a precalentar el horno a 180º.

Raspamos las zanahorias y el nabo y los cortamos a rodajas.
Partimos el puerro por la mitad a lo largo y lo troceamos.

Lavamos los codillos, los secamos. 
Los salamos y espolvoreamos con romero.

Metemos los clavillos entre la corteza y la carne y algunos granillos de pimienta.

Distribuimos en una bandeja de horno la mantequilla a trocitos, ponemos las piezas de carne con la corteza hacia arriba.

Repartimos las hortalizas por los huecos libres de la bandeja del horno.
Ponemos la bandeja en el centro del horno con calor arriba y abajo, aproximadamente una hora.

Si vemos que se tuesta demasiado pronto, a la media hora se le pone por encima un papel de aluminio.

Cuando veamos que están hechos los codillos, quitamos el papel de aluminio, subimos la temperatura a 200º y le damos la vuelta varias veces para que se dore bien la corteza por todos lados y quede muy crujiente.

Al término del tiempo la pinchamos para ver si está asada por dentro. Deben salir los jugos claros y que esté tierna.

Dejamos reposar unos minutos y servimos a continuación junto con la guarnición.

Normalmente se pone una pieza por persona, aunque nosotros no fuimos capaces de comérnosla toda. Los sobrantes son facilmente reciclables.

Seguro que os va a gustar muchísimo, como a nosostros.