COMIENZO DE ETAPA Y ANÉCDOTAS
Una amiga me ha dicho que tiene muchas salamanquesas en su casa y se me ha ocurrido contarle unas anécdotas, así que como parece que han gustado, os las ofrezco a todos a modo de bienvenida del nuevo curso, para comenzar a bloguear con regularidad después de los calurosos días que hemos tenido.
Yo no digo después de vacaciones, pues las mías se limitan a descansar poco y recolectar y guardar para el invierno... mi eterno complejo veraniego de hormiga.
También quiero agradecer los comentarios que tengo y los detalles que algunas habéis tenido conmigo, que aún no he podido darlos a publicar por la falta de tiempo para poderlos contestar.
Espero que hayáis tenido un buen verano y que la nueva etapa os sea leve.
Y ahora las anécdotas:
Yo siempre he tenido salamanquesas, en casa de mis padres, en la mía y en el campo de mis padres (no ha llovido na) y en el mio, pero aquí, además hay lagartijas, de esas bonitas de rayitas, estilizadas.
También aquí he tenido lagartos, pero también de los bonitos, de los gordotes y verdes vi una vez uno hace muchos años en el arroyo y no volví a verlo.
Tenía un lagarto en un arriate que cuando me acercaba solo lo oía irse y a veces la colita, de unos... 10 cm. o algo más.
Solo en dos ocasiones y acercándome muy sigilosamente conseguí verle la cabeza asomada a su madriguera (le gustaba salir al sol, como a todos) que era un agujerito en un rincón. Era como una almendra sin pelar, o sea, con la cáscara completa, tenia rayitas en tonos verdes, amarillos, beige, lo normal, pero enseguida la escondía. Creo que estuvo dos veranos, luego nunca más lo vi.
Aquí las veo a diario y muchas veces. Están en los arriates, en los huertos y se comen todos los bichillos malos que atacan a las flores.
Esta mañana en el huerto ha salido Cocky ( mi caniche) detrás de una bien hermosa, pero lógicamente no la ha cogido.
Ya habréis observado que las lagartijas me gustan porque son muy bonitas y no hacen nada.....
Estas son casi iguales.
Os cuento también la anécdota de que mi abuela:
En el campo de mis padres, salía todas las mañanas a tender (eramos 8 hermanos, mis padres y mi abuela) en la parte trasera de la casa y sin fallar ni uno, había una lagartija grandecita, tiesecita y preciosa que se quedaba mirándola quieta, apoyada en las dos patas delanteras y totalmente erguida y tanta confianza cogieron que mi abuela la hablaba mientras tendía.
Lo bueno hubiera sido que la lagartija la respondiera, claro, pero eso nunca pasó ¡me cachis!!!..... parece que las estoy viendo ¡que tiempos aquellos!
Ahora vamos a las salamanquesas. En mi casa de antes había bastantes en las paredes de la calle y de la terraza. cuando alguna se metía en la casa de mi madre ( vivíamos enfrente) eran las chiquititas y mi madre siempre decía..déjala que la estamos criando" con lo cual nunca me dieron miedo, además eran mas chicas que yo, no me podían comer.
Una noche de verano que llegamos: mi marido con los dos niños mayores, que entonces eran medianejos y yo, vimos tal cantidad de salamanquesas en una de las paredes de la casa, que había hasta en las persianas. (menos mal que antes de irme las había dejado echadas) así que mi marido entró a la cochera, cogió una escopeta de plomillos y no dejó ni una.
No despertó a los vecinos, aunque mas de un plomillazo horadó las persianas, pero chiquititos, apenas se veían.
La acera estaba llenita, pero a la mañana siguiente no quedaba ni una; o no estaban muertas y habían conseguido escapar o los perros y gatos que deambulaban por las calles dieron buena cuenta de ellas.
Y ahora os cuento que cuando entran en la casa (entran por cualquier sitio, aunque tenemos tela mosquitera) aquí en el campo, les echo insecticida fuerte para atontarlas, que hay veces que caen, pero la mayoría corren despavoridas y yo persiguiéndolas hasta que con una escoba las retengo; acto seguido con las pinzas de la chimenea las sujeto, chilllan, si, emiten un sonido... salgo fuera y las echo lejos, desde la terraza.
Si viven o están muertas... no se, pero confío en que la que escape con vida cuente a las demás que en esta casa hay una mujer mala con un líquido infernal, una gran escoba y un artilugio extraño que te deja atontada, dolorida y casi siempre sin rabito.
Así entran pocas, alguna despistadilla que no haya oído la historia.