CONTEMPLAR LOS PATIOS DE CORDOBA
Copio un artículo sobre los patios que me ha gustado mucho.
CONTEMPLAR LOS PATIOS
ANTONIO Gil (06/05/2006)
Una cosa es visitar los patios y otra, bien distinta, contemplarlos.
La visita de los patios puede quedar sólo en un recorrido, más o menos bullicioso, al aire del grupo o al ritmo de las personas que acompañamos o nos acompañan, pero estando más pendientes de las palabras o de las ocurrencias que del escenario que pisamos.
Y, sin embargo, el secreto de la visita a un patio cordobés podremos encontrarlo en nuestra compenetración con él, en esa especie de simbiosis que se produce cuando llegamos y vamos recorriendo, uno a uno, todos sus elementos, hasta enmarcarlos en nuestro interior.
Será, entonces, cuando comenzaremos a percibir su belleza: la blancura de las paredes, que nunca es perfecta y que mantienen todavía la huella de las manos que las encalaron; el pozo como manantial silencioso de vida, en el centro de la estancia, porque la vida es lo más importante, lo que hay que mantener siempre; las macetas innumerables y asimétricas, esparcidas por todas partes como si hubieran brotado de la tierra o hubieran descendido lentamente del tejado, en una lluvia de plantas, inesperada; las flores, cuántas y de todas clases, con sus aromas diferenciados, que están allí para saludarnos, no sólo con su presencia, sino con su belleza multicolor; el limonero, que ofrece su color y su fruto.
Y junto a todo esto, el embrujo de los patios, con su historia, con sus pequeños secretos, con tanta entrega, derramada por las personas que los cuidan. El patio es una permanente invitación a la alegría, a la palabra sosegada, a la conversación serena, al cante, a la guitarra, a la juerga quizás, en ocasiones.
Dice Antonio Gala que, "en Andalucía, esta palabra se usa para las veladas de cante y baile", aunque él muestra sus preferencias "por la charlas y por reír con los amigos". Sería una pena "ir de patios" sin adentrarnos en ellos plenamente.
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